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Aspectos básicos

Introducción

El suicidio es una tragedia. Además de acabar prematuramente con la vida de una persona, tiene una onda expansiva continua y afecta enormemente a las vidas de familias, amigos y comunidades. Globalmente considerado, supone un grave problema de salud pública en todo el mundo.

Por su parte, la información relativa a los intentos de suicidio e ideación suicida es difícil de obtener, debido a dificultades metodológicas. Sin embargo, se estima que por cada adulto que muere por suicidio puede haber más de 20 personas que intentan suicidarse.

¿Se puede prevenir el suicidio?

El suicidio puede prevenirse. A nivel poblacional, el desarrollo de acciones a múltiples niveles e intersectoriales ha reducido las tasas de suicidio (OMS, 2014). A nivel individual, la evaluación clínica completa e intervención adecuada a las necesidades particulares de cada caso supone la base principal para la reducción del riesgo suicida.

¿Se puede predecir el suicidio?

No existe una medida definitiva para predecir el suicidio. El suicidio es relativamente infrecuente, y realmente muy pocas personas con factores de riesgo llegan a suicidarse. Es difícil predecir qué personas con factores de riesgo finalmente se suicidarán.

¿Cuál es la relación entre los trastornos mentales y el suicidio?

Padecer un trastorno mental supone un factor de riesgo para el suicidio. Sin embargo, conviene recalcar que el padecer un trastorno mental no implica que se vaya a consumar un suicidio.

Factores de riesgo

Existen diversos factores que aumentan el riesgo de realizar una conducta suicida o suicidarse. Sin embargo, el hecho de que estén presentes no quiere decir que vaya a ocurrir (Ministerio de Sanidad, 2020). Los más importantes son:

  • Haber tenido un intento de suicidio previo 
  • Ideas de suicidio 
  • Antecedentes de depresión o de otro trastorno mental; depresión u otro trastorno mental en la actualidad. 
  • Tener desesperanza (creencia de que su problema actual no se resolverá en el futuro) 
  • Consumo de drogas o alcohol 
  • Acceso a medios letales 
  • Antecedentes familiares de suicidio o violencia. 
  • Padecer una enfermedad física 
  • Antecedentes de abuso sexual en la infancia 
  • Tendencias impulsivas o agresivas

Factores precipitantes

Aunque los factores de riesgo generalmente contribuyen al riesgo suicida a largo plazo, determinados factores pueden comportarse como desencadenantes de la conducta suicida, generalmente en personas con riesgo suicida. Estos factores precipitantes pueden tener especial relevancia en personas que sufren algún trastorno mental o que presentan algún factor de riesgo. Los principales factores precipitantes son:

  • Acontecimientos vitales estresantes: 
    • Pérdidas personales: divorcio, separación, muertes 
    • Problemas interpersonales: problemas, conflictos, violencia, ruptura de pareja 
    • Problemas financieros: dificultades económicas, pérdidas de dinero o de trabajo 
    • Problemas laborales 
    • Problemas legales 
    • Humillación (especialmente en adolescentes) 
  • Consumo de alcohol y drogas 
  • Empeoramientos de salud 
  • Aislamiento social (generalmente en ancianos y adolescentes)

Señales de alerta

No deben confundirse las señales de alerta con los factores de riesgo. Los factores de riesgo pueden indicar que alguien tiene mayor riesgo de suicidio a lo largo de su vida, pero orientan poco o nada acerca del riesgo inmediato. Las señales de alerta orientan a un posible riesgo inminente de suicidio (minutos o días), y ayudan a las personas a saber cuando deben tomar acciones de forma inmediata ante estas. En ocasiones las señales de alerta suponen una petición de ayuda más o menos explícita, y una oportunidad para intervenir y prevenir que esa persona se suicide. Dada su importancia, se describen en una sección aparte.

Factores protectores 

Diversos factores reducen el riesgo de realizar una conducta suicida o suicidarse. Sin embargo, el hecho de que estén presentes no descartan que pueda ocurrir. Los más importantes son:

  • Tratamiento efectivo de salud mental, en personas con un trastorno mental 
  • Apoyo familiar y social 
  • Habilidad en la resolución de conflictos o problemas 
  • Tener hijos, especialmente en las mujeres

Bibliografía

Ministerio de Sanidad (2020). Grupo de Trabajo de revisión de la Guía de Práctica Clínica de prevención y tratamiento de la conducta suicida 2012. Agencia Gallega para la Gestión del Conocimiento en Salud (ACIS), Unidad de Asesoramiento Científico-técnico, Avalia-t. Guía de Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida 2012, revisada en 2020.

Organización Mundial de la Salud. (2014). Prevención del suicidio: un imperativo global. Washington, DC: OPS

Turecki, G. and Brent, D.A. (2016). Suicide and suicidal behaviour. The Lancet, [online] 387(10024), pp.1227–1239. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5319859 [Acceso 28 de febrero de 2023].

SPRC. Suicide Prevention Resource Center. The Role of Law Enforcement Officers in Preventing Suicide. SPRC; 2013. Disponible en: https://www.sprc.org/sites/default/files/resource-program/LawEnforcement.pdf [Acceso 28 de febrero de 2023].

WHO (2020). Mental Health and Substance Abuse. Suicide data. Disponible en: https://www.who.int/teams/mental-health-and-substance-use/suicide-data [Acceso 28 de febrero de 2023]

Zitelli, L., and Palmer, C. (2018). Recognizing and Reacting to Risk Signs for Patient Suicide. Seminars in Hearing, 39(01), pp.083–090.

 

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